/ Boletín informativo
Auténtica imagen de nuestra Casa Socialista, fruto de la noble concepción del Comité Central del Partido sobre el pueblo
  El ardiente afecto del Partido madre que considera como su sagrada obligación y primera misión atender bajo su entera responsabilidad el destino de todo el pueblo, hizo nacer una nueva leyenda sobre la permanencia en Pyongyang de las víctimas de repentinas calamidades.
  Conmovió a todo el país el hecho de que los habitantes damnificados por la inundación de las provincias Phyong-an del Norte, Jagang y Ryanggang pasaron los días de estancia como en sueño, gracias a la atención benévola del estimado compañero Kim Jong Un.
  Esta extraordinaria realidad inaudita en la historia nacional es la auténtica imagen de nuestra Casa Socialista, en que el Comité Central del Partido, dueño de la noble concepción del pueblo trata múltiples asuntos estatales, a partir del principio de conceder prioridad a las masas populares. Es también la manifestación del infinito orgullo y dignidad del pueblo dichoso y convencido de su destino y futuro por contar con el cordial amparo de la Madre más grande del mundo.
  Los 130 días pasados por ellos en Pyongyang bajo el minucioso cuidado del Partido y del Estado son un período iniciado y transcurrido merced al ardiente amor del estimado Mariscal Kim Jong Un quien considera como un asunto de suma importancia inaplazable ni un momento, eliminar lo más pronto posible el dolor y la desgracia del pueblo. Son además los días significativos que han inculcado en el corazón de todo el pueblo la centuplicada convicción de que son mejores nuestro Líder, nuestro partido y nuestro régimen socialista.
  Lo que ello infunde a los habitantes de las zonas damnificadas por la inundación es la ardiente aspiración a acondicionar con todo lo suyo patriótico sus terruños radicalmente transformados como lugares agradables para vivir y orgullosos por la rica cosecha, teniendo siempre presente este honor y felicidad que son frutos de los inmensos desvelos del gran Padre, y a corresponderse de generación en generación a su gran benevolencia.