Dibujando en la mente el mañana
En el primer año de su ubicación de hace más de 10 años, él plantó con gran esmero unos 3 mil árboles, dibujando en la mente el mañana en que esas posturas crecieran lozanas, formando un frondoso bosque.
Pero, no era alta la tasa de su arraigo.
Desde entonces, él procuró adquirir amplios conocimientos necesarios para cultivar bien las plantas.
Incluso no dejó libros de sus manos aún en el vaivén por los senderos de 16km de la distancia. Además acudió a varias instituciones de investigación y unidades adelantadas para aprender avanzadas técnicas y experiencias.
Una vez acumulados los conocimientos forestales, él volvió a plantar con esmero y fundamento científico 1 500 posturas, que arraigaron por fin profundamente en el suelo.
Kim Un Chol recorrió varias almácigas del país para conseguir las posturas de árboles de buena variedad y creó por propia cuenta hasta un vivero.
En una ocasión, al verle regresar de un largo viaje para adquirir mejores variedades de árboles, uno preguntó; ¿Por qué te esfuerzas tanto para obtener posturas de árboles? ¿Acaso crees que puedas obtener provecho de ellos?
Entonces, él le contestó:
Aunque no seamos quienes lo tienen, lo tendrán los descendientes y los montes de nuestro terruño serán los de oro y tesoros. Si bien hoy nos cuesta mucho el trabajo, plantemos más árboles de buenas variedades, imaginando el futuro.
Dondequiera en que él sudó, las posturas echaron sus raíces y crecieron lozanos, formando gradualmente frondosos bosques.
Los árboles que él plantó por primera vez después de terminado su servicio militar, crecieron bastante, dando hoy sus frutas.
La trayectoria recorrida por Kim Un Chol plantando y cuidando los árboles durante más de 10 años equivale a dos vueltas por la Tierra.