Él recordó con emoción el itinerario combativo recorrido por esta unidad donde está presente la gran historia de dirección de nuestro Partido.
Y encomendó a esta unidad a intensificar la educación mediante las hazañas de dirección de nuestro Partido, crear siempre el ejemplo en los preparativos de combate y ser abanderado en el fortalecimiento de la fuerza naval.
Luego, se cercioró con lujo de detalles del estado de movilización para el combate de los buques, los preparativos de guerra, la vida de los soldados y el plan de rehabilitación del puerto militar.
El estimado compañero
El mismo día, el estimado compañero
En la ocasión se evaluó lo que la patrulla mantenía perfecto y ordinario estado de movilización y la capacidad de ataque, porque acertó rápidamente el blanco ni un mínimo error.
El estimado compañero
Y expuso la revolucionaria orientación de nuestro Partido en materia de fortalecer y desarrollar nuestra fuerza naval como poderoso y omnipotente colectivo de tropas originales que disponga de la combatividad mejorada de modo vertiginoso, los modernos medios marinos y submarinos de ataque y defensa, y prosiguió:
Darán espuelas a la modernización de los armamentos de las fuerzas navales, inclusive la construcción de buques poderosos y el desarrollo del sistema de armas de cubierta y submarinas, tomando con firmeza la línea del desarrollo de las fuerzas armadas navales, trazada por el VIII Congreso del Partido, y de este modo, reportarán notables éxitos en elevar de modo trascendental en un corto lapso del tiempo el carácter moderno y combatividad de la fuerza naval.
Todas las unidades de las naves marinas y submarinas de la fuerza naval tienen que mantener de modo permanente y cabal el estado de alerta y producir el fervor del fortalecimiento de los ejercicios de combate, con el criterio de que los ejercicios son los preparativos de guerra, para así elevar sin cesar la capacidad de combate, posible de cumplir de modo activo las misiones asignadas en cualquier circunstancia desfavorable.
La victoria o la derrota del combate se deben a la superioridad ideo-política, espiritual y moral de los soldados, tal como enfatizo con frecuencia. Lo que realmente hace falta en el campo de combate no es la superioridad numérica y técnica de los armamentos, sino el predominante poderío ideo-espiritual de los uniformados que los manejan. Para el soldado armado con el espíritu indoblegable no hay rival imposible de vencer ni combate a perder. Es importante que la generación de hoy siga con firmeza y sin desviación esta tradición y espíritu propios de nuestro ejército.
El estimado compañero
El estimado compañero