Ventaja de equitación...

Domar el caballo eleva la mentalidad, proporciona los conocimientos multilaterales y hace buenos hasta los caracteres humanos.
Es decir, permite a las personas radicales o tercas estudiar cómo hacer para someterlo a su propia voluntad y esforzarse por ser familiares a él y a la larga, cambiar naturalmente de su carácter.


La equitación tiene su propio encanto en lograr que el animal se mueva no a fuerza, sino, por sí mismo, a favor de la comodidad del jinete. Cuando se esfuerza por domarlo, uno llega a tener inadvertidamente el carácter abierto y valencia.
Además, este deporte surte buen efecto sobre la prevención y cura de diversas enfermedades.
Cuando el jinete se monta al caballo, el animal se somete simultáneamente a los ejercicios tridimensionales de adelante hacia atrás, de derecho a izquierda y de abajo hacia arriba. Si ello perdura media hora, el hombre se coloca mil veces en diferentes posiciones y ángulos. Este cambio de posición da estímulos directos al sistema nervioso que se encarga del aseguramiento del equilibrio en el espacio. Dicen que ello surte el mismo efecto que el masaje de largo tiempo.
Además, la vibración de todos los organismos intestinales que se produce de acuerdo con el modo, ritmo y compás de andanza del caballo, eleva la función digestiva, fortalece los músculos y huesos y libera de la fatiga espiritual.


Por consiguiente, la equitación promueve la circulación de la sangre y el metabolismo en el cuerpo, y favorece prevenir y curar los males vertebrales, hipertensión, hiperlipemia y diabetes.
También tiene ventaja de practicarla sin distinción de las estaciones y regular el cargo físico de acuerdo con la propia preparación física y demanda.