Padre carnal de los huérfanos
En aquella ocasión dijo que cada vez que había pasado cerca del campo de su obra, había esperado en sus adentros el día en que resonarían las sonoras vocecitas de lectura y cantares de los huérfanos, e hizo recorrido por varios lugares del colegio.
Y con amplia sonrisa en su rostro afirmó: "¡Cuánto me alegra ofrecer a los huérfanos una escuela elegante! Me siento complacido como si recogiera del cielo la estrella. Se ha hecho realidad más mi otro deseo de criarlos sin envidiar nada a nadie en el mundo."
A continuación apuntó con tono conmovedor:
"Dado que se ha levantado la magnífica Escuela Secundaria para Huérfanos de Pyongyang, deben efectuar con solemnidad la ceremonia inaugural y mudarlos cuanto antes a ella. Cuando ellos llevan una vida feliz en la nueva casa, vendré sin falta y de nuevo para verlos leer y hacer juegos deportivos."
Bajo el regazo del estimado camarada